La crisis de vivienda en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) ha dejado de ser un tema aislado y se ha convertido en una experiencia común para las juventudes. Rentas elevadas, desplazamientos forzados hacia la periferia y viviendas en condiciones precarias forman parte de un panorama que ya no pasa desapercibido.

Para jóvenes como Fer representa una inestabilidad constante. En menos de cuatro años ha tenido que mudarse siete veces, no por elección, sino por la presión de un mercado de renta que combina precios excesivos con espacios deteriorados. Ha habitado departamentos sin mantenimiento, enfrentado incrementos repentinos en la renta y lidiado con propietarios indiferentes a las necesidades básicas de quienes alquilan.

Hoy, cuando comienza a pensar en formar una familia, percibe

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