Hace algo más de cinco años, justo antes de que la pandemia trastocara el mundo que conocíamos, Francisco Serrano (Guareña, Badajoz, 1982) se adentraba con la novela En la costa desaparecida en los territorios polvorientos del western , cautivado por la aureola romántica y la ambigüedad moral de los forajidos. Este autor que en su currículum se define como “extremeño y sentimental” y experto en “monstruos y naves espaciales” -antes de visitar el Oeste cultivaba la ciencia-ficción- cedía en este relato el protagonismo a la viuda del sheriff y actualizaba así un género eminentemente masculino. Qué ocurre, se preguntaba el novelista, si colocaba en el centro de la historia a una heroína que lucha por sobrevivir, con entidad en sí misma para no aparecer dentro del argumento como el i
La “inventiva” del extremeño Francisco Serrano conquista el Premio Tusquets

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