España vive un momento económico que, desde el punto de vista de los datos macroeconómicos , puede considerarse aceptable . Las cifras oficiales apuntan a un crecimiento del PIB por encima del 2 % anual , niveles de empleo cercanos a los mejores registros en décadas y una inflación más contenida tras años de tensiones.
Sin embargo, la percepción generalizada entre los ciudadanos es muy distinta: muchos no notan mejoras en su calidad de vida , siguen apretándose el cinturón a final de mes y desconfían de los discursos optimistas que llegan desde el Gobierno y algunas instituciones.
Desde el Ejecutivo, se insiste en que España es uno de los motores del crecimiento en Europa . Las exportaciones se mantienen sólidas, el turismo ha superado los niveles prepandemia y