El escenario estaba claro: había que ganar el último partido del grupo para mantener vivo el sueño sin depender de nadie más ni ponerse a hacer cuentas. Y también estaba claro que no iba a ser nada fácil, porque enfrente estaba Francia , vigente bicampeón olímpico y una de las grandes potencias del vóleibol actual, que iba a la caza del único título que le falta a su generación dorada. Pero Argentina se olvidó por un rato del favoritismo del rival, se robó el protagonismo en la cancha del Araneta Coliseum de Quezon y dio el gran batacazo en el Mundial masculino de Filipinas .
El seleccionado dirigido por Marcelo Méndez se impuso por 3 a 2 ante el conjunto galo, cerró invicto la primera fase y se metió en los octavos de final como primero del Grupo C . Fue un triunfo con tintes é