Más allá de lo que expresamos al hablar, nuestro lenguaje corporal , integrado en la rutina cotidiana, es una parte imprescindible para aportar información valiosa sobre nuestros sentimientos o pensamientos.

Gestos instintivos como cruzar los brazos o tocarse el pelo, a menudo más sinceros que las palabras, contribuyen a la imagen que proyectamos y revelan señales fundamentales sobre el tipo de personalidad y emociones de una persona.

En un restaurante, por ejemplo, ayudar al mozo a limpiar la mesa o a la levantar los platos es un gesto que, aunque en varias ocasiones puede parecer una reacción automática, revela aspectos profundos sobre nuestra actitud y la forma de comportarnos ante los demás .

Sobre esto, el psicólogo y periodista Lachlan Brown evaluó este tipo de conduct

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