Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la contaminación plástica puede alterar los hábitats y los procesos naturales , lo que reduce la capacidad de los ecosistemas para adaptarse al cambio climático y afecta directamente los medios de vida de millones de personas, la capacidad de producción de alimentos y el bienestar social.

En ese sentido, la posibilidad de que nanoplásticos terminen en los alimentos que llegan a la mesa es una preocupación de la ciencia. Un equipo de la Universidad de Plymouth, en Reino Unido, ha planteado que estos diminutos fragmentos, con diámetros de apenas una millonésima de centímetro, podrían atravesar las barreras naturales de las plantas y acumularse en las partes comestibles de los cultivos.

La investigació

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