Gran parte de las miradas en el duelo entre Newcastle y Barcelona estaban puestas en Marcus Rashford. No solo por su regreso a Inglaterra ni por enfrentarse a un rival de la Premier League, sino porque en este tipo de noches grandes es donde las estrellas demuestran el nivel que poseen.
El delantero inglés ya había sido titular en dos ocasiones en Liga, aunque sus actuaciones hasta el momento habían pasado desapercibidas. En cuatro partidos oficiales con el Barça apenas había firmado una asistencia, un balance discreto para un jugador llamado a marcar diferencias.
Sin embargo, el estreno europeo con su nuevo club fue distinto. Rashford se reivindicó con una actuación sobresaliente y firmó un doblete antológico en su primera participación en la Champions con el Barça. Un golpe de autorida