
Fernando Colomo , director de la mítica Bajarse al moro , tiene fama de dirigir a favor del actor y eso se ha dejado notar en Las delicias del jardín y su reparto, con nombres como Brays Efe , Carmen Machi , María Hervás o Luis Bermejo . Con esta película cuyo título hace referencia al famoso tríptico del Bosco , Fernando Colomo y su hijo Pablo Colomo -guionista y actor del largometraje- han llevado a la gran pantalla una crítica al mundo del arte a través del prisma del humor, y desvelan así, a la vez, los entresijos de este desconocido negocio, más allá del valor pictórico de las obras. Sólo por escuchar a Carmen Machi reinventar el nombre de Jackson Pollock, con su capacidad natural para el género, merece la pena prestarse a las risas de esta comedia que llega a los cines este viernes.
Al tiempo que se hace una revisión del mundo del arte - «totalmente pervertido» y reducido al «halo de publicidad» que se crea alrededor de una obra para inflar su precio, en palabras del director-, la película puede considerarse instructiva. Sin embargo, como indica Brays Efe, existe una gran diferencia entre «que te guste el arte y entender las complejidades de su mercado, algo para lo que hay que ser experto, pero para disfrutarlo, lo puede hacer cualquiera». Lo mismo ocurre con esta película.
Fernando Colomo pronuncia con honestidad nombres conocidos del sector para ejemplificar la situación de este circuito corrompido: « Antonio López sí es un pintor. Pinta maravillosamente y sigue un poco la estela de Velázquez ; no es un hiperrealista como algunos creen. Si te acercas a un cuadro suyo ves manchas, pero en el momento en el que te alejas un poco te crean un sentido de verdad, de profundidad y de detalle. Es pintor por su calidad profesional. Luego está Damian Hearst que, de pronto, hace una obra de un tiburón metido en cloroformo, o una calavera con brillantes… a mí no me conmueve en absoluto» (ríe).
En Las delicias del jardín , los actores se han prestado al juego de Fernando y Pablo Colomo que dieron un margen de improvisación al reparto profesional y contaron también con otros actores no profesionales. Perseguían el resultado conseguido: naturalidad. Así, hay frases que no pronuncia el personaje, sino el propio actor. «¡Que se duche!», grita Brays Efe. A la vez, los intérpretes se sentían mucho más libres al rodar con cinco o seis cámaras y evitar así repetir escenas para obtener los diferentes planos de cara al montaje. Lo hicieron con teléfonos móviles, con lo que «dos octogenarios» como Fernando Colomo y José Luis Alcaine (director de fotografía) «han sentado precedentes en el cine», destaca Pablo Colomo.
En una entrevista con OKDIARIO, Fernando Colomo, Pablo Colomo y Brays Efe hablan también de la situación internacional, de política o de la relación del sector de la cultura -principalmente de las personalidades del cine- con la izquierda en el imaginario colectivo. En general, todo se reduce a una «sensación de inestabilidad y de que pueden pasar cosas aun peores, como si estuviéramos en una especie de continua espera», explica el cineasta.