El tejido cerebral cultivado en laboratorio es aún demasiado simple para experimentar la consciencia, pero a medida que avanza la tecnología y se adquieren nuevos conocimientos, los neurocientíficos se preguntan si es hora de revisar los problemas éticos y legales relacionados con este posible avance futuro.

El debate se centra en los organoides cerebrales , pequeñas uniones de tejido cerebral cultivado a partir de células madre. A pesar de su desarrollo tridimensional, estos organoides son demasiado simples para funcionar como un cerebro humano real o para ser conscientes, ya que carecen de la complejidad anatómica, la variedad de tipos celulares y los vasos sanguíneos necesarios para una señalización compleja y la comunicación entre distintas regiones, según indican diversos especiali

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