La niñez es el período de la vida en el que merecemos ser amados. La adolescencia es el período en el que ensayamos formas de amar . La adultez es el tiempo para amar francamente.
El problema es que no hemos sido suficientemente amados cuando fuimos niños. Entonces no ensayamos nada durante la adolescencia. Y luego durante la adultez, seguimos reclamando ese amor que no hemos obtenido. El mundo está al revés. Todos queremos recibir, nadie está dispuesto a dar.
Por eso, propongo que cortemos un eslabón de esa cadena transgeneracional de desamor, desamparo, violencia, abuso, autoritarismo, represión, exigencias desmedidas e ignorancia. ¿Cómo? Comprendiendo fehacientemente que no hemos sido suficientemente amados cuando fuimos niños, pero que, sin embargo, podemos dar prioridad al o