Aquel 19 de septiembre de 2017 la ciudad se partió en dos minutos. Entre el ruido de cristales y grietas, nació otra cosa: una red de manos, palas, linternas y coraje improvisado que, durante días y semanas, marcó la diferencia entre vida y muerte en aquel terremoto de 7.1 de magnitud en la escala de Richter, localizado en el límite estatal entre Puebla y Morelos.

Más allá de las cifras y los edificios derrumbados, la memoria pública del sismo está definida por hombres y mujeres que no esperaron órdenes oficiales para actuar. Esta crónica reúne noticias, testimonios y reportes que reconstruyen la historia de esos héroes anónimos: brigadistas, voluntarios, rescatistas profesionales y hasta perros que olfatearon la esperanza entre los escombros.

Las primeras horas tras el sismo fueron caót

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