Curiosamente, lo primero que me viene a la memoria cuando pienso en Marilyn, no es su esplendorosa belleza sino el retrato que escribió Truman Capote mientras paseaban juntos, publicado en Música para Camaleones, probablemente el mejor libro de Capote, al que habría que agregarle, como postdata post mortem, la entrevista con Marlon Brando, El Duque en sus dominios. Creía recordar que la entrevista con Marilyn la cerraba Capote escribiendo: Nunca he visto una criatura tan triste. Pero, según la traducción, dice una adorable criatura o una niña hermosa.

Si pudiera encontrar el ejemplar de mi libro (tengo una foto leyéndolo, a los 23 años), quizás en esa traducción dijera lo que rezuma todo el paseo, más que el diálogo entre ellos: una profunda tristeza. De hecho, en algún momento del inte

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