Hace unos 360 millones de años, nuestros antepasados peces se trasladaron del agua a la tierra. En el camino, sus aletas se convirtieron en pies, con dedos de los pies. Y cientos de millones de años después, el par delantero evolucionó en manos.

Para comprender esta profunda transformación evolutiva, los científicos han pasado décadas estudiando los fósiles de peces extintos que lucían aletas en forma de extremidades. También han comparado los embriones de peces y vertebrados terrestres modernos para comprender cómo se desarrollan sus aletas y extremidades.

Ahora, la tecnología precisa de edición de ADN conocida como CRISPR está permitiendo a los científicos reconstruir este antiguo cambio evolutivo en detalle molecular. Resulta que las manos y los pies no eran productos de nuevos genes

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