El 2 de diciembre de 1993 marcó el fin del capo del cartel de Medellín, pero fue apenas el comienzo de una vida marcada por el miedo y el destierro para la familia de Pablo Escobar . Perseguidos por enemigos y rechazados en al menos 17 países, la viuda Victoria Eugenia Henao y sus hijos, Juan Pablo y Manuela , encontraron refugio en Argentina con identidades nuevas. Desde entonces, el hijo del narco más famoso del mundo vive un proceso de transformación pública que hoy lo ubica en las antípodas de la violencia que lo rodeó en su infancia.
Lejos del mito sangriento que Netflix instaló en el imaginario colectivo con series como Narcos , Sebastián Marroquín construyó un relato propio: el de un hombre que intenta romper con el peso del apellido Escobar .
De Juan Pablo a Sebastián