La reciente decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos ha generado un clima de temor entre los inmigrantes con documentos legales. El fallo, emitido el 8 de septiembre, permite que la etnicidad de una persona sea considerada como un factor en las detenciones migratorias. Cesar, un estudiante de la Universidad de Georgetown y titular de una green card, expresó su preocupación: “Ahora tengo que llevarla encima todo el tiempo. Y eso da mucho miedo, porque si la pierdo, hay todo un proceso diferente, tarifas y consecuencias.”
Desde el inicio del segundo mandato del presidente Donald Trump, se ha aconsejado a los inmigrantes y ciudadanos estadounidenses no blancos que porten sus documentos para evitar ser atrapados en redadas de inmigración. Sin embargo, la situación ha cambiado drásticamente con el reciente fallo, que permite a la Administración Trump continuar con lo que muchos críticos describen como patrullajes migratorios "ambulantes" en California.
Activistas y defensores de los derechos de los inmigrantes temen que esta decisión fomente la discriminación racial y permita a los agentes federales hacer juicios arbitrarios sobre quién pertenece o no al país. Cesar comentó que el fallo “confirma lo que ya habíamos notado. Simplemente lo puso por escrito.”
El tribunal, de mayoría conservadora, revocó veredictos de tribunales inferiores que habían prohibido al Gobierno detener a personas basándose únicamente en su raza, el idioma que hablaban o su presencia en áreas frecuentadas por inmigrantes. Esta decisión podría interpretarse como un visto bueno para detenciones similares en todo el país, afectando a ciudades como Chicago, Washington y Boston.
Jennifer Bade, abogada de inmigración en Boston, advirtió: “Esto va a afectar a todos, sin importar si son inmigrantes documentados o indocumentados, o si son ciudadanos. Estoy muy preocupada, porque esto nos convierte en una nación donde la apariencia y el lenguaje convertirán a todos en sospechosos.”
El Departamento de Seguridad Nacional, que supervisa al ICE, calificó la decisión como una “victoria para la seguridad de los californianos y el estado de derecho.” Tricia McLaughlin, portavoz de la agencia, afirmó que las fuerzas del orden “no se detendrán y continuarán arrestando y expulsando a asesinos, violadores, pandilleros y otros inmigrantes ilegales delincuentes.”
Andrea, una venezolana residente en Washington, también expresó su preocupación: “Esto convierte a la raza en sí, hablar español o parecer hispano en un pretexto para sospechar de cualquier cosa ahora.” Ella ha tomado precauciones adicionales, como evitar hablar español en público.
El juez Brett Kavanaugh, en una opinión concurrente, indicó que la etnicidad aparente no puede generar sospecha razonable por sí sola, pero puede ser un “factor relevante” en las detenciones de inmigración.
Francisco Moreno, director ejecutivo del Consejo de Federaciones Mexicanas en América del Norte, ha comenzado a llevar consigo su prueba de ciudadanía desde que comenzaron las redadas en Los Ángeles. “Soy ciudadano estadounidense y llevo mi tarjeta de ciudadanía porque no sé si me van a detener en algún momento, si me van a hacer preguntas simplemente por ser moreno, por hablar español o porque también estoy defendiendo a los inmigrantes,” dijo.
La decisión de la Corte Suprema ha intensificado el miedo y la incertidumbre entre los inmigrantes en Estados Unidos, quienes ahora se sienten más vulnerables ante posibles detenciones.