El grado de Filología Románica en la Universidad de Barcelona (UB) ha inaugurado el curso con una imagen insólita: una sola matrícula. Lejos de ser un aula vacía, la situación ha destapado un intenso debate sobre el futuro de las humanidades y el modelo educativo actual. Para Meritxell Simó , profesora titular de esta especialidad, este hecho es tanto un “lujo” como un “toque de atención” que obliga a la autocrítica y a la reflexión. Aunque la carrera siempre ha sido minoritaria, nunca se había enfrentado a una cifra tan baja, lo que ha encendido las alarmas sobre la percepción y el desconocimiento que rodean a esta disciplina.

Ni insostenible ni un despilfarro: el coste cero de la excelencia

Una de las primeras reacciones ante este escenario apunta a la viabilidad económic

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