En México, cada 19 de septiembre hacemos un simulacro a nivel nacional del terremoto de 1985. A los niños de las primarias sus maestros les anuncian en altoparlantes: “No corro, no grito, no empujo” y los hacen salir en orden de la escuela para llegar a las zonas de seguridad en el patio de recreo. En los altos edificios, los empleados del primer piso pueden bajar a la calle para resguardarse; los de los pisos superiores reciben la orden de subir a la azotea y los de los pisos intermedios se repliegan sobre muros llamados “de carga”, los más resistentes.
¿Sirven los simulacros? ¿Realmente salvan vidas? En el terremoto del 19 de septiembre de 2017, la cifra oficial fue de 230 personas muertas, muchos menos que en el terremoto de 1985, cuya cifra real nunca sabremos porque las defuncione