Para la mayoría, la hora de acostarse es el respiro al final del día ; para quienes poseen un alto potencial intelectual , sin embargo, se convierte en un reto . Su mente no se apaga : repasa errores, anticipa problemas y procesa información a velocidad de crucero.
Frente a ese torbellino interior, la lectura se ha erigido en su aliada nocturna, el gesto que distingue a quienes, según la psicología , duermen entre los más inteligentes .
La clave no está en el número de páginas , sino en el efecto sedante que produce sumergirse en una historia ajena. La psicóloga Arielle Adda , especialista en altas capacidades , constata que muchas personas con cociente intelectual superior a 130 recurren a los libros como desconector natural. El hábito les permite camb