Un doble fantasma recorre la Argentina: la presunción de que el gobierno de Javier Milei esté atravesando un ciclo descendente inmodificable y que, además de representar un nuevo fracaso social compartido, se suma el agravante de no existir una alternativa de reemplazo.

En medio de tanto pesimismo, así como fue el tetrafármaco de Epicuro para el alma herida de la Grecia cuando había perdido su autoestima, resulta útil sostener que siempre hay una alternativa que “la astucia de la razón” devela solo en el momento necesario sin hacerlo percibible anticipadamente.

Que existe una inteligencia social que trasciende a cada uno de los individuos que actúan con su voto y elecciones que construye un mensaje que no siempre es bien interpretado por los receptores, o sea, los agentes políticos, pero

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