El origen de la cultura estadounidense de las armas se remonta a 1791, con la Segunda Enmienda que garantiza el derecho a poseerlas. Con el tiempo, se volvieron parte de la vida cotidiana y del mito nacional. Sirvieron para cazar, pero también para someter a los pueblos originarios durante la expansión hacia el oeste y controlar a las personas esclavizadas; la supremacía blanca y el racismo han acompañado la cultura de las armas desde sus inicios.

Para la derecha estadounidense no son “solo armas”: son el símbolo de Estados Unidos, de masculinidad, pero también cumplen un rol fálico en la mente de los “machitos wannabe”. Lo curioso es la metamorfosis de Jesús (lo digo desde mi ateísmo): de hombre humilde que predicaba el amor y poner la otra mejilla, a símbolo del derecho a las armas, la

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