Ciudad de México.- En el funeral de Julieta Fierro, realizado en Gayosso Félix Cuevas, la tristeza se mezcló con la gratitud. Familiares, amigos, académicos y colegas de la UNAM se reunieron para despedir no solo a la astrónoma y divulgadora científica más querida del país, sino a la mujer vital, alegre y generosa que sembró amor por el conocimiento en generaciones enteras.
“Fue mi hermana, y toda la vida fue probablemente una de mis mejores amigas, y aunque suene a fórmula, quienes probablemente están viendo esto puedan entender que siempre fue muy divertida y muy querendona, entonces siempre fue una persona muy agradable con quien estar, y que gozaba mucho de enseñar, y yo creo que esa era la parte más importante”, expresó Rafael Fierro, entre el dolor de perderla y la alegría de haberl