Vivimos en un tiempo en el cual la Inteligencia Artificial (IA) ha dejado de ser un asunto de expertos en tecnología para convertirse en un integrante más en nuestra vida cotidiana. Hoy, encontramos a la IA en todas partes; en las publicidades de las redes sociales, en la TV, nos ayuda a elegir qué película ver, qué comer, qué rutas tomar, resuelve problemas por nosotros y hasta le pedimos que nos lea los análisis del médico.
Frente a esta realidad nace una pregunta inevitable: ¿puede la IA ayudarnos también en nuestra vida espiritual? ¿No se volverá superficial mi fe si dejo entrar a la inteligencia artificial en algo tan íntimo como mi oración? Es importante hacer una distinción: artificial significa que está creada por la mano humana, que no surge de manera natural, pero no necesar