Para algunos jóvenes, estudiar implica un orgullo especial. No tiene que ver con las notas, sino con el recorrido y con la promesa que esa elección entraña. Sobre todo, no es un orgullo individual, sino una mezcla del mérito propio con la mirada satisfecha de madres, padres y abuelos que ven, en el camino de estos chicos y chicas, la realización de un sueño que ellos no pudieron concretar: el de ir a la universidad .
A nivel nacional, al menos 4 de cada 10 ingresantes (43%) a las universidades públicas tienen padres y madres que no alcanzaron un título universitario ni terciario , según los últimos datos oficiales, de 2023. Es muy probable que la cifra esté subestimada: de los 495.649 jóvenes que ingresaron a las universidades nacionales, el 34% no sabe o no informa el