Primero un cuadro. Con él, la artista. Enseguida, un color. En el instante -brevísimo- que va de la imagen a la firma y de la firma al rojo carmesí del colgante que tiene la protagonista del cuadro, Ana Montes, escritora y pintora ella, vio cómo crecía una suerte de obsesión. El cuadro era “El pocillo de café”. La artista, Emilia Gutiérrez.

Era 2017. Desde entonces, Ana Montes persiguió, investigó, y escribió sobre esa artista olvidada, una mujer que se recluyó 30 años en su departamento, luego de que dijera que los colores le hablaban y de que el psiquiatra le prohibiera usarlos.

Para Ana Montes, el resultado fue un cuento, después varios artículos y ahora una novela, “La flamenca”, que editó Seix Barral. En la historia, una mujer, que a veces es fantasma o doble de la artista, se encie

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