« Somos personas, pero nos tratan como muebles». Así resumen su experiencia Banjuku, Anouska, Eva, María y Bayley -nombres ficticios-, que llevan entre uno y dos años en Canarias . En este tiempo han pasado por distintos centros y viven con el temor constante de tener que empezar de nuevo en otro lugar, ya sea en las Islas o en la Península. Su posible reubicación en otras comunidades autónomas se ha convertido en eje del debate político durante meses, olvidando que, detrás de las cifras y los acuerdos, lo que está en juego son las vidas de niños en situación de absoluta vulnerabilidad.

Ninguno de los cinco chicos ha podido olvidar la travesía por la ruta atlántica. Banjuku habla de un viaje rápido, pues solo estuvo un día en el mar. Su barquilla , que zarpó desde Ma

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