Pocos calificativos mejores que leyenda para describir a Claudia Cardinale, quien fallecía este pasado martes a los 87 años en la localidad de Nemours, en la región de Île-de-France, cerca de París, donde residía desde los años 70. Porque eso es lo que fue prácticamente desde sus inicios en el séptimo arte, una leyenda del cine. Una estrella que comenzó con papeles en cintas inolvidables como Rufufú —cuyo título en español la emparentaba con el clásico francés de cine negro Rififí— o Rocco y sus hermanos y a la que siempre quisieron comparar con otras actrices italianas como Sofía Loren o Gina Lollobrigida por su exuberancia y sensualidad.
Pero Claudia Cardinale no era italiana. Lo eran sus padres, oriundos de Sicilia, si bien ella nació en Túnez cuando este era protectorado francés, en 1