A las cuatro de la mañana, cuando el frío cala hasta los huesos y el viento silba como dueño de la estepa, Evelyn Díaz cruza la calle de tierra que la lleva hasta la estación de tren de Clemente Onelli. Lo hace con las manos en los bolsillos, casi en silencio, y enciende la luz para que los pasajeros no esperen afuera. “Lo hago por los vecinos, para que tengan un lugar calentito”, dice. Ese gesto, tan simple como enorme, habla tanto de su vida como de las fotos que empezó a tomar por curiosidad y que hoy se transformaron en Historias de Onelli, el proyecto que fue declarado de interés turístico, social y cultural.

Eve Díaz, de Clemente Onelli: desde la curiosidad a un proyecto fotográfico

Evelyn tiene 31 años y una voz bajita, como si le costara creer que alguien quisiera escu

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