Hace casi 22 años que a Irene Bolea, de 46, le diagnosticaron esclerosis múltiple . Empezó con la remitente recurrente (EMRR), la forma más común de esclerosis múltiple , caracterizada por brotes. "Pero, con el tiempo, pasé a secundaria progresiva [una fase más avanzada de la enfermedad]. Estuve 10 u 11 años muy bien: estudié –soy bioquímica–, hice la tesis y me fui al extranjero... Pero la enfermedad se empezó a complicar", relata Bolea.
Poco a poco comenzó a necesitar un bastón para caminar porque tenía problemas de equilibrio y fatiga ("esto último es lo que más me afecta", precisa). Hoy está en silla de ruedas . "Hace seis años tuve un brote muy fuerte, cuando nació mi hijo. Y ya me quedé en silla de ruedas", explica. A día de hoy, camina "muy, muy poco", sobre todo por casa y