Esperaba el Atlético a Julián Álvarez desde la primera jornada , desde ese gol al Espanyol que inauguraba la Liga para los rojiblancos y que no se había vuelto a repetir en las cuatro jornadas posteriores. A la quinta llegaron los goles otra vez. Tres, para derrotar al Rayo que nunca se dio por vencido y que llevó el miedo a las gradas del Metropolitano. Pero Julián, con los pies, con el alma y con sus tres goles levantó a su equipo y al estadio.
Simeone regresó a los cinco defensas , pero sin dejar de inventar. Marcos Llorente, que acabó como delantero en Mallorca, jugaba de central derecho en defensa y de lateral con Molina por delante en ataque. Y por ese costado llegó el centro que Julián Álvarez convirtió en el primer gol del partido.
Recuperó la sonrisa con la celebración el