Thomas Midgley Jr. (1889-1944) fue un ingeniero y químico estadounidense que en su tiempo fue considerado un genio de la innovación, pero que hoy es recordado como uno de los personajes más dañinos para el medioambiente. Sus dos grandes aportaciones a la industria marcaron el rumbo del siglo XX: la gasolina con plomo y los clorofluorocarbonos (CFCs), avances que en su momento fueron celebrados como logros técnicos, pero que más tarde se convirtieron en auténticas catástrofes globales.
En 1921, mientras trabajaba para General Motors, Midgley descubrió que el tetraetilo de plomo (TEL) eliminaba el golpeteo en los motores de combustión. El aditivo fue presentado como una solución milagrosa y pronto se popularizó en todo el mundo. Sin embargo, pese a que ya se conocían los efectos tóxicos del