Por Maribel Hastings
Asesora de America’s Voice
La obsesión de la presente administración con las deportaciones masivas no solo ha militarizado ciudades y sembrado el terror entre los inmigrantes y las familias estadounidenses. La seguridad pública sufre cuando se desvían fondos y agentes de diversas agencias del orden público para realizar labores migratorias.
Ahora no solo hay que lidiar con los abiertos ataques a la Constitución, al debido proceso de ley, a la economía y a la libertad de expresión, sino que el actual gobierno reasigna el personal de agencias encargadas de nuestra seguridad para destinarlos a labores migratorias en lugar de combatir el narcotráfico, terrorismo, los delitos de cuello blanco, o arrestar a depredadores sexuales y evasores fiscales.
Zar recibiendo coima