En su más reciente reunión de política monetaria, el Banco Central de Colombia decidió mantener la tasa de interés en 9,5 %, en un contexto marcado por presiones inflacionarias persistentes y una situación fiscal compleja. La decisión, que no fue unánime, refleja las tensiones entre el enfoque técnico del banco y las prioridades del Gobierno Nacional.
La junta directiva, compuesta recientemente por nuevos integrantes cercanos al Ejecutivo, mostró divisiones internas: una parte abogaba por iniciar un ciclo de reducción de tasas para estimular la economía, mientras que la mayoría optó por actuar con cautela ante los riesgos inflacionarios. La votación estuvo dividida, lo que evidencia la creciente presión política sobre el manejo de la política monetaria.
Uno de los factores determinantes