No todas las casas tienen un tendedero en el que la ropa pueda secarse al aire libre sin necesidad de ocupar espacio dentro de casa o en el balcón, con lo que se trata de un bien preciado, especialmente si la meteorología es favorable. Pero quien disponga de uno de ellos y viva en un bloque de pisos sabrá que de vez en cuando entre las cuerdas puede aparecer una prenda caída desde una vivienda situada en un piso superior o incluso se le puede caer una suya a otro tendedero inferior (o al suelo), teniendo que avisar al vecino para que le devuelva su ropa.

Porque, lógicamente, lo habitual es que lo caigan sean prendas de ropa o tejidos del hogar, ya sea por una mala sujeción con las pinzas, por el viento o porque al ir a colocarlas se nos ha escurrido. Pero visto lo visto parece

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