La pedagogía del terror y el desafío al Estado
El triple crimen de Florencio Varela marcó un punto de inflexión. No se trató de femicidios aislados, ni de un hecho de violencia común: fue un narcofemicidio con mensaje mafioso, una escena montada para sembrar miedo, disciplinar a las bases criminales y desafiar al Estado. La tortura, la mutilación y el abuso de Brenda, Morena y Lara fueron el modo brutal en que una organización narco comunicó su poder. Enterrarlas en una casa operativa dentro del barrio y quemar la camioneta usada en el traslado fue parte del ritual. El mensaje fue claro: nadie está fuera del alcance de estas redes y quien desafíe sus códigos paga con la vida.
La violencia, en este caso, no fue un fin en sí mismo. Fue un lenguaje criminal, una pedagogía del terror. Se dir