Celia Arcos
Madrid, 25 sep (EFE).- Lo primero que ve el ganadero Herminio Mangas cuando abre la puerta de su casa es un paisaje negro, asolado por los incendios que han calcinado este verano parte del país y provocado, en su caso, la muerte de una decena de sus animales, una sensación de «desgaste» de la que el campo ya buscan reconstruirse.
El caso de este ganadero de la provincia de Salamanca no es el único, ya que, según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), hasta 35.400 hectáreas agrarias útiles en todo el país se han visto afectadas por los incendios de este verano.
En lo que va de año, Agroseguro ha estimado provisionalmente en 4 millones de euros la cuantía de las indemnizaciones por daños que los incendios han causado a explotaciones agropecuarias