Hace algunas semanas tuve la oportunidad de tener una conversación con una mujer entrañable, y de carácter, de algo más de 80 años. Hablando sobre la maternidad, con el tono de profunda convicción que ella suele utilizar me dijo: parir ye pa los animales. Nosotros nun tamos preparos, home. Eso de que se abra la cadera así nun tenía que pasar. Ahí estaba, el principio de observación que guía el avance científico expresándose con toda la claridad del mundo y poniendo de manifiesto la imperfección de los caminos evolutivos.

La mujer, en esta ocasión, no solo estaba convencida de tener razón, la tenía de verdad. Los seres humanos somos los mamíferos con más densidad de neuronas por centímetro cuadrado. No tenemos el cerebro más grande la naturaleza, ni siquiera el más grande en relación a nue

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