Para Selene, haber perdido la libertad después de estudiar solo hasta la secundaria significó no poder continuar con su formación educativa en reclusión como una vía hacia la reinserción.
Para la mayoría de mujeres privadas de la libertad, el acceso a programas educativos es muy limitado. La organización La Cana señala que al representar las mujeres solo el 5.7 % de la población penitenciaria, todas las actividades que llegan a los reclusorios están destinadas principalmente a hombres.
Esto, pese a que la mayoría de ellas llega a prisión con un nivel educativo bajo, pues, según el Censo Nacional de Sistema Penitenciario Federal y Estatal 2025, el 40.3 % de las mujeres y 38.3 % de los hombres habían cursado secundaria como máximo nivel educativo.
Cuando finalmente obtuvo su libertad en