Llevar el móvil encima es lo normal y, cada año, rinden más y mejor. Aun así, por muy potente que sea, jugar en una pantalla táctil no siempre es lo más cómodo: controles virtuales, agarres raros y la sensación constante de estar "tapando" la acción con los pulgares.

Quizá por eso las consolas portátiles con Android se están volviendo cada vez más populares. Nacen para jugar: integran mandos físicos, montan pantallas pensadas para moverse y apuestan por un hardware que aguanta sesiones largas sin machacar las manos. Entre las opciones recientes, la Retroid Pocket 5 se ha ganado un buen nombre entre quienes ya la usan.

No pretende reemplazar a un PC tope de gama, pero sí te permite disfrutar de juego local y en la nube (Game Pass, GeForce Now, PS Remote Play o Steam Link) con la sensación

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