El terremoto acaecido esta semana en la presidencia de la patronal valenciana CEV tiene eco en la CEOE, la gran organización empresarial española. Su presidente, Antonio Garamendi , puede respirar tranquilo: si no sucede nada extraño -y no hay que tentar la suerte, visto lo visto- tiene garantizado el apoyo de la relevante delegación valenciana en la asamblea en el supuesto de que en noviembre de 2026 se presente a un tercer mandato, como todo indica que hará.

Hasta hace quince días, ese apoyo también lo tenía garantizado, pero de otra manera. Lo había dicho el presidente de la CEV, Salvador Navarro , por activa y por pasiva, aunque también había postulado a su organización -léase, a su persona- en el supuesto de que Garamendi renunciara a seguir, tal como afirmó en la entrevista

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