Hay frases que son radiografías del alma, destilados de una forma de entender el poder. Algunas de esta especie están inmortalizada en La novela de Perón , esa obra monumental donde Tomás Eloy Martínez difuminó las fronteras entre la biografía y la ficción para auscultar el corazón de un mito. La anécdota nace de las largas conversaciones que el periodista tuvo con un Juan Domingo Perón ya en el exilio, y en la novela, el viejo general, con esa astucia de serpiente que lo caracterizaba, le confía su método para aniquilar a sus enemigos a través de una parábola de una crueldad exquisita:

“Cuando los chinos quieren matar a los gorriones, no dejan que se posen en los árboles. Los hostigan con palos, no dejan que se posen, y así les van quitando aliento, hasta que se les rompe el corazón.

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