¿Quién se acuerda hoy de “pedir la mano”? Esa escena solemne en la que el novio, nervioso, se presentaba en la casa de la futura esposa con padres, tíos y hasta algún padrino, para formalizar la intención de casamiento. Era casi un ritual social: se servía café, se hablaba de futuro y, si todo salía bien, la familia entera aprobaba con un gesto de alivio. Hoy, en cambio, el compromiso llega en forma de “selfie con anillo”, subida a las redes antes de que los propios abuelos se enteren.
Fiesta de compromiso
Hubo un tiempo en que existía la “fiesta de compromiso”. No era un casamiento anticipado, sino una celebración intermedia: música, brindis y discursos que oficializaban el tránsito de la soltería a la vida de a dos. Esa costumbre se fue apagando. El paso del noviazgo al casamiento se a