La teoría de juegos y el dilema del prisionero se pusieron de moda hace unos años entre los periodistas de información económica, cuando se llevaban los hombres de negro y nuestras vidas dependían de una prima de riesgo. Tan de moda, que en las redacciones los jefes de cierre tuvieron que dar un puñetazo en la mesa. “El próximo que vuelva a escribir algo sobre el dilema del prisionero se tira toda la semana cenando pizza con piña”. Muchos redactores tenían familia e hijos, una reputación que defender. Quedó así lapidado uno de los divertimentos más obsesivos del momento. Varios lustros después, llega el momento de desempolvar este cacareado dilema, impelidos por las circunstancias bancarias. La opa del BBVA al Sabadell obliga a ello.
El dilema del prisionero fue planteado por Merrill M. F