Aunque el otoño meteorológico empieza el 1 de septiembre y el astronómico no se deja sentir hasta el 21, esta estación siempre ha sido, de media, la más lluviosa del año. Para quienes conviven con perros, las jornadas lluviosas son todo un reto: ¿cómo mantener a un animal activo, curioso y equilibrado cuando salir a la calle a jugar no es una opción? La respuesta está en un concepto que gana terreno en el ámbito de la etología y la educación canina, el enriquecimiento.

Más allá del ejercicio físico, los perros necesitan oportunidades para desplegar sus capacidades cognitivas y sensoriales. Cuando estas necesidades no se atienden, no tardan en aparecer conductas que a menudo se confunden con ‘mal comportamiento’ como morder objetos, ladrar sin descanso o dar vueltas compulsivamente por la

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