Decir “sí” a la vida no es una frase bonita para días fáciles. Es una decisión profunda, un acto de valentía que se pone a prueba cuando todo parece perdido. El mensaje de Viktor Frankl, que vivió el límite del sufrimiento humano, no es teoría: es experiencia convertida en fuerza. Con un “sí” contundente, nos recuerda que aún en medio de la adversidad más oscura, la vida sigue esperando algo de nosotros.

La libertad última de cada ser humano es decidir su actitud. Cuando las circunstancias no se pueden cambiar, todavía podemos elegir cómo responder. Esa elección no sólo nos salva, nos define. Nos convierte en autores de nuestro destino aun en medio del caos.

La vida no nos debe nada; al contrario, nos pregunta todo el tiempo: ¿qué espera de ti hoy? Esa respuesta da sentido a lo que hacem

See Full Page