La reina Sofía atraviesa uno de los años más oscuros y tristes de su vida. Según apunta Pilar Eyre, la emérita se encuentra sumida en un estado de tristeza profunda tras encadenar dos golpes demoledores: la muerte de su hermano Constantino de Grecia y el avance implacable de la enfermedad de su hermana Irene . La octogenaria padece Alzheimer y ya apenas reconoce a quienes la rodean. Muy debilitada, ha perdido la vitalidad que siempre la caracterizó, aunque en Zarzuela se empeñen en mantenerlo en silencio. Quienes han tenido ocasión de verla aseguran que se encierra largas horas en su habitación, prefiere la oscuridad a la compañía y rehúye cualquier tipo de visita. Apenas come, no descansa y ha perdido la ilusión. Todo apunta a una depresión, pero Sofía, reacia a ponerse en manos

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