Matías Agustín Ozorio residía, hasta al menos 72 horas, en el asentamiento conocido como Villa 21.24. También frecuentaba la Zavaleta y la 1-11-14. Lo hacía hasta que el hallazgo de unos de los crímenes narco más cruentos de la historia argentina lo pusiera en la mira, como ladero de “Pequeño J”, el supuesto jefe narco que habría ordenado el secuestro, torturas, mutilación y ejecución de Lara Gutierréz (15), Brenda del Castillo (20) y Morena Verdi (20).

El fiscal Gastón Duplaá , a cargo de la causa en sus inicios, le imputa la coautoría del delito de “triple homicidio calificado por ser cometido con el concurso premeditado de dos o más personas, por ser cometido por alevosía y ensañamiento, y por su comisión por un hombre contra una mujer mediante violencia de género”.

Duplaá soli

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