Con más de 80 mil asistentes, el estadio Twickenham fue escenario de la gran final del Mundial de Rugby Femenil, marcando un hito para el deporte femenil en el Reino Unido y en el mundo entero.

Este evento no solo rompió récords de asistencia, también reflejó el creciente interés del público por el deporte practicado por mujeres. La demanda de boletos triplicó la del torneo anterior, confirmando una tendencia al alza.

La organización destacó el ambiente festivo y familiar del evento, así como la logística que permitió una experiencia segura y agradable para los aficionados, provenientes de distintas partes del mundo.

Esta edición del Mundial forma parte de una estrategia a mediano y largo plazo por parte del Reino Unido para posicionarse como líder en la organización de eventos

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