¿Cuántas veces nos han dicho que la salud depende de un número en la balanza? Yo misma, cuando me titulé de nutricionista, repetía esa idea sin cuestionarla. Pesaba, medía y recomendaba bajar de peso como si el cuerpo de cada persona fuera un problema que debía corregir. Pero algo no calzaba: ¿de verdad estaba ayudando al bienestar de alguien al reducir su salud a una cifra?
La cuarta ola del feminismo me empujó a replanteármelo todo. Y en esa búsqueda descubrí un enfoque que me hizo sentir, por primera vez, que estaba en el camino correcto: Salud en Todas las Tallas, conocido internacionalmente como Health at Every Size (HAES).
Este movimiento nació en los años sesenta como respuesta política contra la cultura de dietas, y hacia los noventa adoptó el nombre con el que hoy se conoce. Su