Conseguir una vivienda en solitario es hoy, para miles de jóvenes españoles, poco menos que una utopía. La combinación de sueldos bajos, alquileres al alza y un mercado laboral precario obliga a muchos a permanecer en casa de sus padres hasta bien entrada la treintena. “Si un alquiler te vale 700 euros al mes y mi sueldo es de 1.000, no me da ni para comer ni para nada ”, lamenta Sara, de 22 años , cajera de supermercado, en un reportaje de Fernando de Haro en La Mañana Fin de Semana de COPE.
Sara, que lleva año y medio trabajando, asegura que le encantaría emanciparse, pero los números no salen. “Para vivir necesitaría un sueldo de al menos 1.100 euros ”, calcula. Su situación no es única. Alberto, de 19 años, trabaja recogiendo basura, un empleo que califica de “duro", pero