La navarra, la gran promesa del ciclismo español, ya logró una medalla de plata en la contrarreloj del martes

Setenta y tres kilómetros y un poco más de desgaste y 150 metros de explosión. Con la paciencia de una araña vieja que desdice sus 18 años fogosos y la determinación de un mosquito que se lanza en picado sobre su objetivo, Paula Ostiz, alcanzó el arcoíris de la carrera júnior. Es un sprint a cinco después de superar el muro de Kimihurura, adoquines irregulares en el barrio de las embajadas de Kigali, campos de golf y colinas verdes, Paula, o Paulita, como la llaman, es el diablo sobre ruedas. Dos italianas, una suiza, una canadiense y una navarra de Orkoien que juega con todas. Todas nerviosas, ella tranquila. Veterana. Experta. 18 años como todas, pero una sabiduría que ya asom

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